Perspectivas en diálogo para la comunicología latinoamericana

Perspectivas em diálogo para a comunicologia latino-americana

Perspectives in dialogue for Latin American communicology

Tanius KARAM
México

Orcid: https://orcid.org/0000-0002-1185-2685
Universidad Autónoma de la Ciudad de México
tanius@yahoo.com

Chasqui. Revista Latinoamericana de Comunicación

N.º 150, agosto - noviembre 2022 (Sección Monográfico, pp. 129-144)

ISSN 1390-1079 / e-ISSN 1390-924X

Ecuador: CIESPAL
Recibido: 04-03-2022 / Aprobado: 05-08-2022 / Publicado: 21-08-2022

 

Resumen

En este trabajo intentamos responder la siguiente pregunta: ¿Cuáles son las trayectorias, tensiones, rearticulaciones en el pensamiento crítico latinoamericano de la Comunicación? Se trata de preguntas amplias y de objetivos ambiciosos para lo cual realizamos una serie de micro ejercicios que nos ayuden a acotar la pregunta y a revisar la propuesta del otro grupo de reflexión “Hacia una Comunicología Posible”, analizar la propuesta editorial ALAIC / ECREA y, finalmente, sintetizar algunas preocupaciones dentro de la historia de las ideas en la región en su vínculo con la comunicación. Al final, presentamos un resumen de estas tensiones y de un par de retos que nos parece se presentan para la comunicología latinoamericana.

Palabras clave: Teoría de la Comunicación, historia de las ideas, genealogías de la comunicación académica, investigación de la comunicación, comunicación alternativa.

Abstract

In this work we try to answer the next question: What are the trajectories, tensions, rearticulations in the Latin American critical thought of Communication? These are broad questions and ambitious objectives, for which we carry out a series of micro-exercises to help us narrow down the question: review the proposal of the other reflection group “Towards a Possible Communicology”, analyze the ALAIC/ECREA editorial proposal and finally synthesize some concerns within the history of ideas in the region in its link with communication. In the end, we make a summary of precisely these tensions and a couple of challenges that we believe are presented for Latin American communicology.

Keywords:Communication theory, history of ideas, genealogies of academic communication, communication research, alternative communication.

Resumo

Neste trabalho procuramos responder à seguinte pergunta: ¿Quais são as trajetórias, tensões, rearticulações no pensamento crítico latino-americano da Comunicação? São questões amplas e objetivos ambiciosos, para os quais realizamos uma série de micro-exercícios para nos ajudar a afinar a questão: rever a proposta do outro grupo de reflexão “Para uma Comunicologia Possível”, analisar a proposta editorial da ALAIC / ECREA e enfim sintetizar algumas inquietações dentro da história das ideias da região em seu vínculo com a comunicação. Ao final, fazemos um resumo exatamente dessas tensões e de alguns desafios que acreditamos se apresentarem para a comunicologia latino-americana.

Palavras-chave:Teoria da comunicação, história das ideias, genealogias da comunicação acadêmica, pesquisa em comunicação, comunicação alternativa.

 

1. Entrada

En esta edición 150 de Chasqui se nos invita a reflexionar sobre las trayectorias, tensiones, rearticulaciones y nuevas miradas en el pensamiento crítico latinoamericano de la Comunicación, y sobre el pensamiento comunicacional latinoamericano frente al actual contexto político y económico internacional y sus impactos sobre los sistemas nacionales de comunicación. Se trata acerca de preguntas amplias y de objetivos ambiciosos; por otra parte, conviene d intentar realizar ejercicios sintéticos que nos permitan tener una visión completa del universo de discusión académico, si tal caso es posible.

Para atender lo mejor posible este ambicioso propósito, proponemos tres micro-ejercicios que nos permiten reconocer en primer lugar lo que América Latina de manera general puede decirse ha atendido dentro de las tradiciones dominantes en la comunicología1 más académica y de preocupación científica. La primera de ellas es una nueva visita a la propuesta del que fuera autodenominado grupo mexicano “Hacia una Comunicología Posible” (HCP), quienes partiendo de una relectura de las tradiciones del pensamiento comunicativo Robert Craig (1999) establecen varias anotaciones que fueron desglosando en la biblio-hemerografía que produjeron el tiempo de principal actividad de este grupo de profesores e investigadores en teorías de comunicación (2003-2009) que detallamos en el apartado 2.1. de este texto.

En segundo lugar, contraponemos el ejercicio en el análisis del texto recientemente publicado por Paulino, Kaplún, Mariño y Custodio (2020), quienes ofrecen una lectura a tradiciones pertinentes para un diálogo desde las dos orillas del Atlántico. Este libro está constituido como un ejercicio de diálogo entre un participante de cada orilla del océano y luego alguien que comenta y resume.

Finalmente, presentamos lo que al mismo tiempo en lugar de ser un ejercicio, es una síntesis de algunas temáticas de la comunicología en la región. Creemos que si bien se ha hecho, este no ha sido suficiente en el diálogo entre la comunicología latinoamericana, las tradiciones occidentales Craig, pero y sobre todo con la “filosofía latinoamericana”, la historia de las ideas de América Latina y los clásicos del pensamiento latinoamericano.

En este texto hay un doble objetivo, sintetizar algunas de las principales contribuciones de la comunicología latinoamericana, sus reiteraciones y las aspiraciones,2 y al mismo tiempo establecer una crítica o autocrítica con respecto a las determinaciones existentes de la región, por ejemplo, debe ser siempre el umbral de las ciencias sociales el horizonte único de los problemas de discusión en la comunicología latinoamericana.

2. Revisitando propuestas

En este nuevo ejercicio queremos centramos en dos propuestas que a su manera y con distintos alcances pueden ayudarnos a encontrar una respuesta más consistente. Hay que señalar que en el Cuadro 1 resumimos dos propuestas “latinoamericanas” para organizar el pensamiento de la comunicación. Estas dos propuestas no son comparables, porque tienen objetivos distintos. La de Galindo (coord.) (2008) quiso hacer una relectura de la comunicación (o comunicología) en su conjunto y la de Paulino et al. (2020) constituye un interesante ejercicio para pensar diálogos y lecturas de la comunicación desde dos orillas del océano atlántico: la europea y la latinoamericana.

En el Cuadro 1 podemos ver cuáles son las tradiciones señaladas por Craig que hemos estudiado en otros textos. Craig (1999) publicó su llamado “metamodelo pragmático” y propuso sintetizar siete tradiciones de la comunicación académica, pero también —acaso más importante— la posibilidad de un diálogo entre ellas que resolvieran la presunta incompatibilidad, la dispersión y la desorganización de la reflexión teórica y académica de la comunicación. La propuesta de Craig fue objeto de comentarios (Craig, 2011) y para este caso se puede señalar con razón que no tendría que considerarse al provenir fuera de la región. Pero en nuestra argumentación esta propuesta no es un “lugar de llegada”, sino una categoría o “variable de partida” que cumpla la función de animar el diálogo que tanto Craig como nosotros pretendemos. De hecho, hay preguntas de utilidad que podrían hacerse como considerar si dicha tipología y diálogo es de alguna manera (o no) útil para las preocupaciones de la comunicología en la región.

En el Cuadro 1 resumimos las tradiciones que menciona Craig, más las dos propuestas que adelante consideraremos. Ninguna propuesta puede agotar el vasto territorio de la comunicación humana, pero ofrece, como hemos dicho, un punto para hacer preguntas y proponer hipótesis que ayuden a tener esa mirada de conjunto con sus áreas de estabilidad y movimiento de lo que por síntesis llamamos comunicología latinoamericana.

Cuadro 1

Propuesta Craig (1999)

Propuesta HCP

(Galindo et al. 2008)

Propuesta Paulino et al. (2020)

Retórica

Semiótica

Semiótica

Lingüística

Fenomenología

Sociología Fenomenológica

Cibernética

Cibernética

Socio-psicología3

Sociología funcionalista

Funcionalismo

Socio-cultural

Sociología cultural

Estudios culturales

Crítica

Sociología crítica

Psicología social

Economía política

Teoría crítica

Alternativismo

Poscolonialismo

Feminismo

Fuente: Elaboración propia

 

La propuesta del grupo Hacia una Comunicología Posible (HCP) dialoga más evidentemente con la de Craig, porque de hecho la consideró en su umbral reflexivo y de alguna manera la quiere interpelar o completar. En cambio, la de Paulino et al. no cuenta con ese horizonte, no le interesa validarse o no con respecto a la conocida propuesta del autor estadounidense y por el contrario sigue un método más propio.

Ya hemos citado en otras ocasiones el ejercicio de Robert Craig, que tiene la importancia de proponer un método, un procedimiento no solo a través de delimitar sus siete tradiciones, sino proponer un diálogo entre ellas a las que el autor denomina “meta-modelo pragmático”, ya que quiere resolver la aparente incompatibilidad entre las siete tradiciones, lo que ha redundado en dispersión, desorganización de la reflexión teórica y académica de la comunicación, así como cierta confusión en la organización de planes y programas de estudio. La propuesta de Craig ha sido objeto de comentarios críticos, y puede ser un insumo para ensayar ese ejercicio en el pensamiento en la región. Se puede criticar, por otra parte, que al provenir dicha propuesta fuera de la región de América Latina, su uso puede ser limitado para lo que proponemos: a) reconocer especificidades y reiteraciones de lo “latinoamericano” en la comunicación, y b) las aplicaciones dentro de las tradiciones en su conjunto en las preocupaciones de la región.

2.1. América Latina en las tradiciones de la comunicología histórica

De 2003 a 2008 un equipo de profesores de teorías de la comunicación propusieron un grupo autodenominado “Hacia una comunicología posible” (HCP).4 El cuerpo de textos producidos por este grupo es parecido entre sí en su índice y se centran en hacer un esfuerzo por desarrollar su hipótesis de ocho tradiciones fundantes del pensamiento de la comunicación desde distintas perspectivas. No entramos a los detalles y altibajos de este grupo, cuyo texto más importante fue Galindo (coord.) (2008). Aparte de este libro, el HCP realizaron otros ejercicios que sirvieron para describir y desglosar las tradiciones comunicológicas en el campo académico mexicano.5

Poco años despuésGalindo (2014) revisó las características de lo que denomina “genealogías posibles de la comunicología histórica” que son las tradiciones conceptuales importantes ya descritas desde 2008, pero con un matiz que nos interesa particularmente: subrayar la presencia de estas “genealogías” en América Latina. De acuerdo al Cuadro 1 ya presentado, recuperamos algunos comentarios posteriores con énfasis en qué tan importante fue la tradición para América Latina:

En lo general el grupo HCP tiene una perspectiva muy crítica del grado de avance de desarrollo conceptual de la comunicación en la región. Como puede verse en el listado anterior, la mayoría de las tradiciones no han tenido presencia sostenida en América Latina, o no cuentan nombres muy representativos que hayan hecho una contribución muy notable desde esa tradición. Puede argumentarse en contra que el origen de dicho listado es en sí mismo exógeno y que en todo caso el trabajo en lugar de deductivo, tendría que proceder a la inversa: desde lo que se ha producido y trabajado, y no de lo que otras regiones han hecho.

Desde nuestra interpretación el grupo de HCP le interesa abrir el diálogo de la comunicación por encima de las ciencias sociales o humanidades. Hay que decir que por ejemplo en algunos manuales de teorías de la comunicación humana (por ejemplo, Litllejohn y Foss) hay una clara mención de esos aspectos más amplios que exceden lo socio-antropológico, y que forman parte de una vieja discusión sobre si estas perspectivas son o no pertinentes para las comunidades académicas de la región.

2.2. Propuesta editorial de un diálogo transatlántico

De manera más reciente, dentro de algún ejercicio con alguna pretensión metateórica, hay que rescatar el trabajo coordinado por Paulino, Kaplún y quienes representan América Latina y aparte Mariño y Custodio (Paulino et al., 2020), a su vez, la contraparte europea. El libro tiene seis partes que corresponden a cada una de las tradiciones ya señaladas en el Cuadro 1. Hay que decir que este libro pretende ser un diálogo entre dos asociaciones académicas importantes en cada región: la Asociación Latinoamericana de Investigadores de la Comunicación (ALACI) y la European Communication Research and Education Association (ECREA).

Cada parte corresponde a una tradición, la cual tiene una primera cualidad: es bi-continental, o tiene repercusiones en dos orillas; no significa que se hayan desarrollado de la misma manera y de hecho puede cuestionarse por ejemplo si el “funcionalismo” comunicativo que aparece como primera tradición, tuvo desarrollo propio en Europa, o es simplemente una reacción, como en América Latina a lo que pasó.

La primera tradición, la funcionalista, es objeto de un tipo de revisión crítica; a diferencia de otros apartados donde se desarrollan algunas premisas, en este caso parece más bien una especie de contraposición al ideal de la comunicación en América Latina; un enfoque que ayuda más para decir cómo no “es” o no “debe ser” la comunicación en lugar de lo que tiene que aportar a la región.

Las seis tradiciones señaladas en este libro (funcionalismo, estudios culturales, teoría crítica, alternativismo, poscolonialismo y feminismo) pueden relacionarse con las de Craig, y nos da por resultado una muy fuerte presencia de una perspectiva sociopolítica y crítica. En el fondo, salvo la primera tradición, comparte algunos elementos epistemológicos con respecto a una concepción de la realidad y la sociedad. De estas quizá es interesante el caso del poscolonialismo (en diálogo-tensión con el decolonialismo con el que formalmente hay diferencias) que se considera de hecho como una oportunidad para renovar a los estudios de comunicación, y en sus objetivos es sin duda una de las más ambiciosas. Ahora bien, ¿no se trata de una vertiente más de los enfoques crítico-culturales?, ¿se desprende como algo distinto a la perspectiva crítica? De acuerdo al libro parece que no, porque la tradición autodenominada como “teoría crítica”, en realidad es “economía política”. Como mencionamos en 3.1., el problema de lo crítico es que es un enfoque-perspectiva-orientación sumamente amplia, lo que la hace vaga por momentos, a no ser que se hagan matices y precisiones.

Dentro de los enfoques críticos, el libro menciona en distintas ocasiones, pero no creemos resuelva ese conflicto con los Estudios Culturales, que incluso algunos denominan, renuncian o se distancian formalmente de lo crítico. Para la teoría crítica una característica de esa condición es la dimensión económica, o más propiamente la económica-política.

Nos llama la atención que el “alternativismo” sea considerado como algo distinto a lo crítico. Es interesante porque en realidad ese movimiento que ha sido la comunicación alternativa, popular (y demás derivaciones existentes que se mencionan) forman parte de una contribución importante, pero no tiene necesariamente que ser una “teoría”, sino un tipo que generalmente precede a cualquier modalidad de reflexión que pueda hacerse. A esta tradición-movimiento se le asigna un cambio no solo en contenidos o de ciertos medios (a veces solamente considerados los tradicionales, los micro o mass medios), sino un todo estructural que es enunciado en lo general. Junto al término de esta tradición algo que no hace, y que pudiera ser interesante, es justamente esa identificación o tipología de actores “alternativos”, porque hoy día no todos guardan la misma tensión o distancia con relación al poder, la comunicación hegemónica y dominante.

La ultima tradición del libro (feminismo) también nos lleva a problematizar una serie de cuestiones no siempre presentes en la comunicología latinoamericana. De hecho, el coloquio o texto final de este apartado, quizá es el más interesante de los textos sintéticos que cierran cada apartado, porque a propósito de los feminismos y los estudios de género se exploran preocupaciones de lo que parece no es algo propio o exclusivo de América Latina, como puede ser el vínculo entre el saber, los movimientos sociales, las luchas sociales, la preocupación por incidir en políticas públicas. Otro aspecto que hace particularmente a este comentario de cierre en el apartado de feminismo, es que dialogan con otras tradiciones particularmente con la pos/de-colonialidad.

El último punto de “colaboración transatlántica” es un acento que nos parece virtuoso de esta propuesta y que de hecho guarda una cierta relación con la primera que hemos visto de HCP en el sentido que incluso para pensar a América Latina desde su centro, es importante ver más allá de América Latina. Sin decirlo y por distinta vía intentan superar un vicio de visiones periféricas de quedarse en sí mismas y de no poder ver más allá de la propia e inmediata realidad. Dicha actitud se puede comprender debido a la premura y urgencia del problema a estudiar, pero parece que en el siglo XXI no se justifica del todo. Para pensar América Latina, hay que ver más allá de la región, en múltiples sentidos y direcciones, porque uno de los vicios de cierto tipo de pensamiento puede ser ese carácter chovinista, excesivamente vernáculo y a fin de cuentas un tanto miope, solo empantanado en un enfoque, una visión, o una serie de problemas de específicos de los cuales dicho estudio no puede, superar, ni mucho menos modificar. Bien pudiéramos considerar que, para ser verdaderamente locales o nacionales, hay que ser generosamente internacionales, transatlánticos.

3. Breve paréntesis por una condición no siempre problematizada

Nadie duda en definir que la comunicología latinoamericana tiene que ser crítica. Existe más o menos una serie de referentes sobre este término. Aparte hay un alud de textos definidos o autodefinidos críticos, que con frecuencia rayan solo en cierto “nominalismo”, es decir, apelar a la idea sin explicar o desglosarlo, sin contraponerlo, ni mucho menos siguiendo una metodología dialéctica que contraponga ideas opuestas, las discuta y lleguen a una síntesis. En todo caso dista de ser un concepto único, y a veces se le usa de manera muy general.

El concepto “crítico” puede en primer lugar elaborarse desde varias tradiciones, lo que ya nos da una idea de lo extenso del término. En primer lugar, el idealismo a la filosofía alemana, es decir desde el idealismo de Kant y Hegel, hasta Marx, Lukacs y la Escuela de Frankfurt. Pero por ejemplo el concepto de “crítica” también tiene presencia en el racionalismo francés, de Descartes y la Ilustración a Barthes, Althusser y Derrida, en las teorías literarias hay varios enfoques que reivindican esa dimensión crítica. Finalmente, el criticismo inglés que va de la crítica humanística a los estudios culturales.

Empero la presencia más fuerte en las ciencias sociales es la “sociología crítica”. La literatura académica al respecto no puede ser más basta y agrupa varias temáticas y horizontes donde lo crítico se presenta como respuesta a los sistemas dominantes, análisis de las estructuras del poder y de formas alternativas, estudio sobre la ideología, la reflexión sobre las formas de autoridad y autoritarismo.

Lo crítico también se puede reflexionar a partir de su opuesto, asociado igualmente a lo “hegemónico”, “dominante”, “instrumental”, “conservador”, “orden establecido”, “funcional” y otros términos que diversos autores han utilizado para legitimar el valor de lo crítico y la condición de la actividad intelectual.

Históricamente se ha definido que la comunicación en América Latina tiene que ser “crítica”. Este es un término transversal, semánticamente muy amplio, y que lejos de una condición estable corresponde a flujos de ideas y posturas que adquieren matices particulares, así se habla de la Escuela de Frankfurt, de la Teoría de la Dependencia, de Althusser o de Jean Boltanski.

A la manera, por ejemplo, que se pueden dividir los tipos de socialismos que existen (nacionalista, populista, utópico, revolucionario, científico, etc.), el término “crítico” se corresponde a las especificaciones de cada una de estas formulaciones. Y parte del éxito en América Latina del término, la acepción, los enfoques va en relación a lo amplio, a sus diversas aplicaciones todas ellas sustentadas en una idea de un mundo que se considera puede y debe ser mejorado, y los medios para ello puede ser desde fortalecer una idea de Estado-nación, hasta formas más violentas o radicales.

4. ¿Ejes de discusión para fundamenta “lo” latinoamericano de la comunicología?

A diferencia de lo que pudiera parecer, creemos existe en América Latina algunas constancias que resumen las preocupaciones sociales, comunicativas, educativas y políticas en América Latina. En otro texto apelamos a una especie de impronta “liberacionista” que de hecho se ha observado en la filosofía, la pedagogía, la teología por mencionar algunas disciplinas, enfoques y autores que han intentado una definición conceptual vernácula, local y muy arraigada en una serie de problemas y situaciones de América Latina.

Ese marco general ha estado de hecho definido desde la historia de las ideas de preocupaciones reiteradas en el pensamiento de la región: el problema de la conquista, la reflexión en torno a las comunidades originarias, las nuevas “otredades” y alteridades que se van sumando a una preocupación más latinoamericana, transversal a varias áreas de estudio en humanidades y ciencias sociales.

Proponemos en ese sentido cuatro ejes de discusión que parecen constitutivo de lo “latinoamericano” en los objetos de la comunicación. La propuesta de Paulino et al es ya una forma de ratificar esas preocupaciones.

4.1. Entre lo propio y lo exógeno

Un componente un tanto obsesivo de la región, en la historia de las ideas (y en la comunicología) es el tema de lo propio versus lo exógeno. En la famosa alocución de Luis Ramiro Beltrán en 19746 aparece ese tema casi como una misión y destino de la naciente comunicación académica en la relación. Beltrán quizá es el primero, con una preocupación comunicativa y naturalmente latinoamericana, en preguntarse sobre la importancia y el reto de contar con una “mirada propia”. Desde los 70 el autor boliviano se pregunta: ¿existe una mirada propiamente latinoamericana, que no solamente sea idónea y haya hecho contribuciones amplias a los objetivos de transformar la realidad, sino que incluso tenga una mínima resonancia en otras regiones análogas del mundo? La pregunta sobre la falta de “teoría propia” nos puede llevar a reflexionar sobre la colonización del conocimiento, la proclividad a difundir y consumir un conocimiento proveniente de Europa y EE.UU., aunque Beltrán reconozca en los 70 la supremacía de este sobre otros enfoques europeos que también tuvieron. De la misma manera viene la pregunta sobre el significa de hacer ciencia en nuestra región para el ajuste y el control social o para la transformación de las condiciones sociales.

A nivel más amplio una de las temáticas más preocupantes de la ensayística latinoamericana fue la de la identidad cultural nacional o latinoamericana que también estuvo presente con fuerza en la agenda de los estudios literarios y culturales en el siglo pasado. Es cierto que antes de ello, los estudios culturales latinoamericanos comenzaron a identificar preguntas y temas que hoy son centrales con las cuestiones sobre la multiculturalidad, las disidencias sexuales, sociales y étnicas. La preocupación por la identidad fue por momentos obsesiva, e incluso se llegó al nivel, como pasó con la “filosofía mexicana” de mediados del siglo XX que esta reflexión fuera utilizada por los regímenes políticos de turno para justificarse o legitimarse como si el fundamentar una presunta “ontología de lo mexicano” (o de cualquier otra nacionalidad) fuera en sí mismo signo de desarrollo, progreso, saber y de haber resuelto los principales problemas.

4.2. De la promisión a la utopía en el ensayismo latinoamericano

Vinculado a lo anterior, al peso del ensayo como medio para el debate y desarrollo de las ideas, el ensayo ha sido en América Latina más que un género literario, y devino desde su desarrollo en el siglo XVIII ha convertido en una institución que ayudó al desarrollo de la crítica, de las pretensiones pedagógicas, educativas y morales, y de las instituciones públicas. A falta de instituciones y tradiciones sólidamente establecidas, el político, el intelectual, el moralista, el profesor han encontrado como medio de reflexión y exposición al ensayo.

Gracias al ensayo literario, de opinión, de interpretación se pudieron desarrollar los grandes temas de preocupación en las ideas de América Latina, como fueron los sentidos de la identidad regional, la reflexión en torno al indigenismo, o el principio utópico de América como tierra de promisión. La lista de ensayistas que fueron modelando historia de las ideas en la región es inmensa: Martí, Bello Rolo, Montalvo, Henríquez Ureña, Reyes, Picón Salas por mencionar solamente algunos. El índice temático es de las preocupaciones más importantes en la región: la utopía, el nacionalismo, la identidad, el estilo del pensamiento, las promesas son en sí mismo resumen del pensamiento en la región, y lo que nos permite comprobar la cercanía de preocupación en autores de diferente latitud.

Por lo anterior, tal vez pensamos que a la comunicología latinoamericana le ha faltado dialogar más y explicitar la intertextualidad entre sus preocupaciones, sus hallazgos y la base histórica de esa gran tradición;. El propio Luis Ramiro Beltrán et al. (2008) hizo algo no tan frecuente como es releer la historia de las culturas originarias desde la comunicación, lo que es también una forma de innovar a la hora de interrogar la realidad, y lo que quizá los estudios académicos de la comunicación por estar muy entretenidos en los medios y su dinámica cotidiana, han dejado de lado otras perspectivas que por lo extenso del objeto de la comunicación se desarrollan fuera del ámbito de la red de instituciones educativas que enseñan e investigan la comunicación.

Al mismo tiempo el ensayismo se ha adelantado desde el siglo XIX a la idea de una reflexión amplia por encima de cualquier disciplina y en la que confluyen asuntos morales, políticos, jurídicos, históricos que reflejan el necesario abordaje calidoscópico de la realidad para poder comprenderla. El siglo XIX tenía sus propias utopías, entre ellas la “integración americana” ya señalada por los libertadores independentistas del siglo XIX y dando un significado propio basado en la ruptura con el imperialismo de EE.UU. y el neo-colonialismo.

Pero la primera promisión fue el mismo “descubrimiento” de América como la posibilidad de rehacer lo que el “viejo mundo” no había atendido, y lo que los humanismos renacentistas dejaron inconcluso. América nació como lugar de promisión que ha sido uno de los arquetipos en la literatura hispanoamericana. La promisión era la idea de un “nuevo mundo” en muchos sentidos lo que la conquista material, militar y espiritual impidió y de alguna manera la crónica en primer lugar y luego ensayo fueron los géneros dominantes; este fue adquiriendo una importancia sobre todo durante el siglo XIX en el que la intelectualidad se dio a la tarea de fundar, justificar el nuevo destino que se abría en la región durante y tras las luchas independentistas, desde donde retomar la imagen del posible campo donde realizar una justicia más igual, una felicidad más completa, basada en la integración de pueblos que compartían una serie de rasgos de comunes.

4.3. De las alteridades como objetos

Uno de los problemas filosóficos que más le preocupa a la comunicación es la otredad. A lo largo de la historia de la región se ha circunscrito subjetividades, grupos, comunidades marginadas o sometidas durante la Colonia, al conquistador; después a las élites criollas, a otro tipo de abusos e imperialismos, y ya con los medios a las nuevas formas de poder a través de la comunicación y los medios.

El nombre de la otredad es muy diverso. No es casual que en los 60 y 70 la pedagogía, filosofía y teología entre otras áreas insistieran en ese pensar desde el “pobre”, el indígena, la mujer, el oprimido como una tipología de rostros, voces y experiencias invisibilizadas, estereotipadas o marginadas de los espacios de discusión, de deliberación y de decisión. En el caso de la comunicación quizá una de las experiencias más interesantes es la tradición conocida bajo el nombre de “comunicación alternativa” o “popular” —que a partir de los 90 se define más como “comunicación ciudadana”— y que se articula desde las aspiraciones de la Declaración de Lima referida en uno de nuestros pies de página.

En los 80 Marcelino Bisbal (1989, p. 378-379) definía a la comunicación popular y alternativa como un movimiento, no un sistema que rompa el consenso manipulado que justifica la opresión generalizada; una comunicación a favor de la iniciativa de quienes no tienen voz, con la idea no solo de “hablar en nombre de ellos”, sino de promover procesos participativos donde los actores de la comunicación puedan efectivamente intercambiar papeles y roles, y que más allá de lo estrictamente técnico y comunicacional se pueda ir instaurando nuevas formas de relación social. El reto no es usar micro-meso medios como condición de cercanía y participación, sino crear una nueva “objetividad informativa”, desde quienes viven condiciones de dominación, opresión, marginación y censura.

Es ampliamente conocido en la región el recuento basto de experiencias, desde aquellas radios mineras pioneras en la década de los 50 pasando por las más diversas expresiones. A partir de los años 90 del siglo pasado con la irrupción de las tecnologías, se imponen nuevas preguntas, algunos actores se pueden reposicionar gracias a sistemas más descentralizados. Las nuevas realidades hacen emerger nuevas otredades que siempre van a interpelar a la comunicología latinoamericana, y se levanta el horizonte no del “cambio revolucionario”, sino de la vida digna, la calidad y gobernabilidad democrática y otras aspiraciones propias en sintonía con el horizonte utópico de la comunicología que de alguna manera siempre van a persistir en sociedades tan desiguales, corruptas y violentas como son muchas de las nuestras.

5. Coda

Esta mirada a vuelo de pájaro deja interrogantes y naturalmente carencias, por ejemplo, qué sentido puede decirse que las nuevas tecnológicas interpelan a las genealogías históricas de la comunicación, los ideales de la comunicación en la región y los ejes de discusión mencionados. También, cómo redefinir los sentidos de comunicación popular, alternativa, comunitaria, ciudadana bajo el influjo de las nuevas mediaciones digitales; de qué manera las teorías centralmente críticas contra la instrumentalidad tecnológica se pueden adaptar y ajustar.

Un debate es la manera como esa tensión entre lo propio y lo exógeno tiene otro estatuto no de fuerte oposición, a la manera de una contraposición consustancial, sino de un tipo de diálogo e interacción donde la dinámica centro-periferia ya no está únicamente determinada por cuestiones geográficas, nacionales, debido a que la dislocación impuesta por la globalización comercial, social y cultural exige modalidades de centro-periferia al interior de los propios países. Cómo pensar las migraciones que son contingentes de personas en movimiento viviendo situaciones de extrema marginalidad, y con cuyo trayecto evidencia formas de deterioro social en los territorios e instituciones con las que interactúan. Los nuevos rostros que emergen —por ejemplo, en el caso mexicano la situación de las comunidades afrodescendientes por siglos no visibilizadas—; asimismo, es necesario reflexionar sobre de qué manera interpelan los contenidos de los medios convencionales y cómo se apropian de las posibilidades que nos dan las nuevas tecnologías.

Si bien la comunicología tiene una suerte de destino hacia los ejes temáticos que arriba hemos definido, creemos también, como lo sugiere HCP, que no puede estar destinada únicamente a perspectivas o tradicionalmente sociológica, tampoco confinado el saber comunicativo al mediático —lo que no deja de incomodar a pocos— y por último, ante el nuevo avance de las ciencias cognitivas, la tecnología, cabe preguntar y discutir si la teoría comunicativa en la región debería seguir siendo esencialmente sociológica, antropológica como ha venido sucediendo; por ejemplo qué podría decirnos esta teoría de problemas sobre interacción hombre-máquina, vínculo con la etología y otras áreas que refieren un umbral que se está extendiendo..

Finalmente, en la línea siempre crítica, social y política que ha tenido la comunicología latinoamericana, el proyecto transatlántico de ALAIC/ECREA parece subrayar la importancia de diálogos en múltiples relaciones, y que lo que antes era el “centro hegemónico” y la “periferia” pueden redefinirse e interactuar de otra forma. Este movimiento deja también sobre la mesa un reto postergado como es el diálogo de la región con otras latitudes, continentes, subregiones; por supuesto, el macro diálogo Sur-Sur de muchas propuestas altermundistas. Dentro de estos nuevos paradigmas teóricos quizá uno de los retos y perspectivas que se abren es el de esquemas particulares de grupo, rostros, comunidades, expresiones como han sido los jóvenes, comunidades indígenas, movimientos sociales y géneros, y que como hemos dicho abren la idea del “alternativismo”, por ejemplo, en los rostros del migrante, los desplazados por la violencia, las disidencias sexuales y otras modalidades que interpelan nuestros esquemas convencionales para entender la realidad, la verdad, la belleza y la socialidad. Así, la comunicología lationoamericana tiene que avanzar con imaginación y creatividad, con rigor y vocación por un concepto sintético-complejo de las ciencias, y con el compromiso y sensibilidad social, política y cultural que históricamente ha tenido.

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López R., y J. Galindo. (2012), Eulalio Ferrer, el caballero de la comunicología. Ciudad de México: Fundación Manuel Buendía.

Paulino, Fernando Oliveira, Gabriel Kaplún, Miguel Vicente Mariño, y Leonardo Custodio (coord.). (2021). Tradiciones de investigación en diálogo. Estudios sobre Comunicación en América Latina y Europa. Ramada: Mexia XXI.


1 Uno de los primeros entusiastas del concepto fue quizá el bibliófilo hispano-mexicano Eulalio Ferrer, publicista y empresario de la comunicación, amante de los libros, de las humanidades y la figura del Quijote. Ferrer hizo esfuerzos para lograr la legitimación del término y a la postre eeste fue incluido en el diccionario de la RAE al parecer en los años 80 del siglo pasado (López y Galindo, 2012).

Este es un término que utilizamos como sustantivo y sinónimo quizá de expresiones del tipo “estudios académicos de la comunicación”, “estudios científicos de la comunicación”, y otros que reflejan la intención de producir un conocimiento sistemático, empírico, lógico, metodológico sobre los estudios de la comunicación.

De alguna manera nuestro uso es más amplio de la primera propuesta presentada en 2.1. para quien hay una cierta pretensión cientificista (como de hecho la que podemos leer en la RAE: “Ciencia de carácter interdisciplinario que estudia los sistemas de comunicación humana y sus medios”), para nosotros supone la idea de un saber orientado a comprender y explicar las prácticas sociales que de manera particular preocupan en la región.

2 Pensamos por ejemplo en la llamada “Declaración de Lima” (citada por Fuentes Navarro, 1992, p. 52). En noviembre de 1990 se reunieron en la capital peruana que emitieron dicha declaración, para recordar entonces 10 años del célebre informe Mac Bride de la UNESCO. En uno de los apartados se resumían los principios de la llamada “nueva comunicación” que incluye la democratización de la capacidad de generar, difundir y recibir mensajes; la libertad de todas esas fuentes de emisión y recepción; la diversidad y soberanía en la solución a los diferentes problemas de la comunicación; las necesidades de convertir sociedades receptoras y dependientes en sociedades productoras de noticias, mensajes y programas, etc.

3 La llamada tradición “funcionalista” equivale a lo que Craig llama psico-social y se diferencia de lo que Galindo nombra “psicología social”.

4 El grupo entiende por comunicología la posibilidad (de aquí el valor del sustantivo) de una ciencia más amplia de la comunicación de corte más sintético-constructiva que siga la línea de la segunda cibernética. Empero, ello no significa empantanarse en la discusión si la comunicación es ciencia o no, sino tomar esto como pretexto para avanzar en una reconstrucción más sistemática, histórica y organizada de las tradiciones o genealogías que han tenido presencia en el estudio de la comunicación. Otro objetivo del grupo HCP fue hacer aportaciones al estudio de las teorías de la comunicación, del currículo o del campo mismo de la comunicación.

5 Estos textos son: Cien libros hacia una comunicología posible. Ensayos, reseñas y sistemas de información (2005) de Jesús Galindo ;; Historia de la comunicología posible. Las fuentes de un pensamiento científico en construcción (2008) de Jesús Galindo y M. Rizo (coords.) ; ; Comunicología en construcción (2009) de Jesús Galindo et al. (coords.); Sociología y comunicología. Historia y posibilidades (2009) de Jesús Galindo (coord.).

6 Puede leerse el conocido texto publicado posteriormente por Luis Ramiro Betrlán “Premisas, objetos y métodos foráneos en la investigación sobre comunicación en América Latina (1985) en el libro de Miquel de Moragas(ed.), Sociología de la comunicación de masas I. Escuelas y autores..